*secuela de EL VALLE DE URLUMÓ
De lo
poco que sabemos de Urlumó, se entiende que su lenguaje tiene una tendencia hacia las palabras agudas.
Una de las teorías que se manejan para explicar tal singularidad al momento de
hablar, es la que expone una fantástica relación entre un ave mítica y un
pueblo que se comunicaba con un dios, presentada por el lingüista Amador Nótise,
un auto-exiliado académico de la universidad de Barcelona. En su trabajo
recorriendo latinoamérica se le reconoce por ser quien logró generar las
primeras traducciones de este olvidado pueblo. Trabajo que tuvo como dificultad,
el recolectar desde la oralidad de los pueblos circundantes, las palabras
propias de esta tribu. Debido a que no encontró más que simples rumores de su
existencia.
Entre
los comentarios más significativos recogidos por el lingüista, está el de los
pueblos coterráneos a lo que fue el valle de Urlumó, quienes consideran que las
palabras agudas tiene de allí su procedencia, inclusive no distinguen entre
palabras de un evidente herencia española, con las que pudieron haber sido
utilizadas por esta tribu. Así, entienden por ejemplo, que los verbos
conjugados en futuro, son palabras propias del valle Urlumó y no de las
declinaciones del lenguaje español.
Además hizo un catastro de las
leyendas cosmogónicas, y distinguió entre ellas, las que muchas veces mencionan
que los rituales tienen referencia al canto de Alwintú. Se dice que Alwintú fue
un ave mitológica de plumas azules y cabeza verde, que además fue custodia del valle hasta la aparición de
Ancoló. Se cuenta que este minúsculo animal
se reproducía una vez al año y su canto anunciaba la primavera, se le consideraba
un símbolo de seguridad y concordancia divina, por lo que no era cazado ni
atrapado. Cuentan quienes dicen haberlo oído y visto, que su tono al cantar, era
tan ensoñador que los monos guardaban silencio inesperadamente y Lo llamativo además, es que su canto contaba
de tres tonos seguidos en una escala ascendente, esto lo supo debido a que
quienes intentaban imitar su canto silbaban de esta forma.
A través de los comentarios recolectados en su
investigación, se entiende que esta ave era compañera de Ometeotl. Este dios la
privilegiaba porque con su canto lograba hacerlo descansar, además se decía que
era un animal temeroso, tanto así que cuando la furia de este dios atormentaba
a los mortales se escondía entre las copas de los arboles del valle Urlumó. Así
considerando el temor de Alwintú, Ometeotl protegió el valle de sus fuertes
vendavales para resguardar a su ave. Debido a esto, se entiende que Alwintú, fue también emisaria de los
hombres frente a Ometeotl, por lo que lo que la tribu imitó su canto hasta comprenderlo.
Luego de
recolectar alrededor de 500 palabras –al parecer propias de los habitantes de
Urlumó— Amador Nótise descubrió que en su mayoría, las palabras eran trisílabas
y por cierto, todas agudas, por lo que no tardó en suponer que el lenguaje de
Urlumó se debe a la imitación del canto del ave Alwintú, una especie de onomatopeya
de la naturaleza. De hecho, Amador, narra en su bitácora del recorrido por las
lomas de donde supuestamente se erguió el valle de Urlumó, que existe aun, una
melodía silbando en el sector, y se expresa diciendo “los pueblos graban su historia con símbolos en las paredes, Urlumó grabó
la suya en el viento”. Más adelante
añade, que los habitantes de los sectores cercanos, dicen que este silbido es
el discurso de Ancoló como también el trinar de Alwintú, por lo que no
distinguen entre el origen y el fin de un pueblo. De todas formas, el lingüista
dice que tal silbido es una llave hacia una contemplación de la naturaleza y
las divinidades. Así con ello, evita las críticas que se le han hecho, las
cuales lo culpan de intentar develar un mito con otro.
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