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Mostrando entradas de octubre, 2011

Estar muerto

Ahora que estoy muerto no camino igual para llegar a mi casa Hasta cuando fumo, fumo distinto Como de otra forma, voy al baño de otra forma. Me di cuenta que estaba muerto cuando al desayunar Leía una novela de Blest Ganna (Restringí al desayuno la literatura por la facilidad que tiene de descolocarme de mis quehaceres diarios). Cuando tomo la micro parezco muerto, Y deseo que la micro choque para sentirme vivo. Lo bueno de estar muerto es que nada me interesa, ni me coarta. Estoy ni-ahí con todo. En mis sueños sueño estar vivo, pero desde la muerte Cual Lázaro discriminado por el poder de dios, Entonces me exilio. Así muerto descubro una gran tautología: Cuando se muere se muere solo No están los muertos, estos no existen, Sólo somos yo muerto y los vivos. Morirse es un placer onanístico Por eso los muertos no regresan a la vida. Por puro placer

Bulla

Comienza la bulla a desparramar las cucharas mi casa, parte desde las piezas o desde la puerta de entrada, alimenta el monstruo que emergió del desagüe y anidó en el espacio donde nació el basurero. Los otros cubiertos desfilan en el pasillo y se dirigen al baño los cuchillos son la excepción, se duermen entre los pliegues del sillón o entre los jarros de greda que aun viven, quieren no ser responsables de lo que su esencia los puede llevar a hacer. Los vasos y tazas, meretrices desde su fabrica se divierten bailando sobre la mesa y vomitando el vino donde se les de la ocasión. Comienza la bulla y las cucharas no hablan, en silencio oyen la música de sus zapatos y de los tenedores frotándose en el baño, de los cuchillos llorando, de las tazas vueltas locas y desorejadas. De vez en vez conversan con el piso, le preguntan por si apareció el cucharón de sopa, o el colador del té, los pisos les responden que no son responsables por las actitudes libertinas que puedan tomar estos utensilios