Un par de palabras fueron el puente aquella noche. Dos mundos se cruzaron barajando un sin número posibilidades, la noche anestesiaba hasta el más grande de los monstruos, pero sólo a algunos los llevaba más allá del mapa. Los puentes son edificaciones simples salvo los que forman la verborrea incorrecta en los oídos tolerantes, esos son transversales, se anidan en el fondo de la inconsciencia luchando por armarse continuamente de recuerdos vagos, son un collage de impresiones mal vividas y recuerdos en forma de emociones. Cruzarlos no siempre es la meta, configurarlos lo son todo, cuando el cuerpo no razona, cuando las manos son bastones torpes, cuando la lengua es un remolino, cuando el corazón es un dios que se ama a si mismo
angelitos a potito pelao, con alitas de colibrí que hablan de theoremas y cornudos sátiros que dicen que aquí también puede existir diosito