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Mostrando entradas de octubre, 2010

Pasó

Octubre nublado mientras el año se nos ha quedado pegado a las suelas Entre los surcos  los dolores se amalgaman en un vendaval de sombras y luces Un año y paso por las mismas veredas, los mismos caminos Un año y me quiero contagiar de tal angustia Donde los que vieron a Apolo a los ojos Encontraron serenidad en el silencio Octubre nublado mientras se nos ha quedado una multiplicada foto en el computador A lo largo de un año Octubre nublado mientras las luces y sombras son la metáfora Sucedáneo a la respuesta han sido las constantes alucinaciones nocturnas Y prefiero mi ignorancia remitirla o encausarla Prefiero mi abulia y mi desazón materializarla En la intangibilidad de mis sueños

cartas sucidas y el viaje en paracaidas

Él escribía cartas suicidas, la mejor de todas las escribió cuando se vino de Melipilla a Cartagena. Decía en la carta que muchas veces se preguntó ¿dónde queda el este y el oeste? Su duda partía porque no había nada evidente que determinara estos puntos cardinales. Me acuerdo que  parte de su carta hablaba sobre el magnetismo del norte. “el norte se define porque hay una fuente de energía magnética, que mueve estos pequeños instrumentos que nos dicen donde estamos parados”. Para comprender el sur entendía una pequeña ilusión, decía que si caminamos hacia el norte en algún momento comenzaremos a caminar hacia el sur, a diferencia del este o el oeste, si uno camina hacia el oeste no dejará de caminar nunca hacia el oeste, aun pasando por el mismo punto y si uno camina hacia el este sucede lo mismo. Esto lo mantuvo ocupado por un buen tiempo, su carta suicida hablaba de esta duda y una no extraña relación con la perdida del teniente Bello en el litoral central. “en la costa del centro de

fábula de octubre

Un miedo se apodera de sí mismo, lo acoge en su vientre, lo alimenta de su pecho,  lo muestra al sol bautismalmente, este miedo toca el sol con sus manos, lo abraza, lo acoge en su vientre, lo alimenta de su pecho y se apodera de él, este sol-miedo camina, vaga por las calles bañadas de viento y polvo. El miedo-sol baila con el viento y el polvo, los corteja, los toma entre sus brazos los ama, los besa y se apodera de ellos. Esta amalgama de miedo, sol, viento, y polvo se piensa a sí mismo, se sienta frete al mar para mirarse en una suerte de espejo. Se comenta, se habla, se pregunta a sí mismo mientras se mira en la concavidad de las olas ,y se ama. Toma su reflejo desde la cintura le dice cosas al oído, le susurra su travesía desde el miedo hacia el polvo, su reflejo lo rechaza lo odia, le repugna. Huye raudo sobre las olas, salta por entre las piedras, y se esconde entre la arena. El miedo aguanta la respiración y trata de hundirse. El polvo colorea el mar y refleja al sol en su últ