Una duda,
una pregunta que dice ser nueva,
pero inevitablemente bajo el disfraz
se le nota ese rostro de ontología oxidada ,
de empirismo de bata blanca,
de racionalismo onírico.
Una duda.
Y unas alas que milimétricas forman tornados en Moscú
El chicle que ayer compré, hoy se pega en mi bolsillo
No puedo meter mi mano, me devuelvo a la casa a cambiarme pantalones
Por eso llegue tarde hoy en la mañana
La amonestación verbal me desanima
Mi desánimo contagia al colectivero de vuelta a la casa
El dice: mi día fue terrible
Yo digo: por qué no compré mentitas
Mas la pregunta por la decisión que no tomé
esconde una visión determinista de la vida,
pero no, persisto en que soy libre
mejor me debí haber lavado los dientes
debió haber sonado la alarma
mejor debí haber cargado el celular
mejor debí levantarme a media noche a buscar el cargador
la culpa no es de los chicles, si no del sueño de aquella noche
la pregunta parece ser nueva
pero esconde no sólo otra pregunta factual,
si no por la existencia misma
por qué soñamos los hombres.
Alguna vinculación con la divinidad me atrapa cada 16 horas
siempre y cuando no me pregunte antes por las causas y los efectos
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