Bajo el notorio influjo de Chesterton (discurridor y exornador de elegantes misterios) y del consejero áulico Leibniz (que inventó la armonía preestablecida), he imaginado este argumento, que escribiré tal vez y que ya de algún modo me justifica, en las tardes inútiles. Faltan pormenores, rectificaciones, ajustes; hay zonas de la historia que no me fueron reveladas aún; hoy, 3 de enero de 1944, la vislumbro así.
La acción transcurre en un país oprimido y tenaz: Polonia, Irlanda, la república de Venecia, algún Estado sudamericano o balcánico... Ha transcurrido, mejor dicho, pues aunque el narrador es contemporáneo, la historia referida por él ocurrió al promediar o al empezar el siglo XIX. Digamos (para comodidad narrativa) Irlanda; digamos 1824. El narrador se llama Ryan.
Platón, Parménides, los escritores que participan en la Biblia son entre muchos tantos los que para comunicarnos ciertas verdades han preferido la literatura. El problema reside siempre en qué es eso verdadero que nos muestran y cómo se relaciona la verdad con las tantas fantasías que pueden divagar en la cabeza de un escritor. Borges en aquellas líneas de Tema del traidor y el héroe nos insita a una respuesta, una estremecedora respuesta. Su cuento parte llamándolo argumento, palabra no menor para entrar a lo que queremos llegar. La literatura tiene algo de sistemático, algo de coherencia y algo de consistencia.
Cuando se crean teorías científicas se crea una nueva imagen, un nueva respuesta a algo. Cuando se crea un cuento se crea también una nueva imagen, la posibilidad de creer algo distinto a lo que tenemos por supuesto. Es en esa posibilidad donde la literatura no deja de ser fuente menor para por ejemplo, entender la historia. El trabajo de Borges nos permite este paso. Nos invita ha pensar lo que pudo o podría haber pasado, figurando en hojas de enciclopedias que han sido arrancadas y perdidas de edición en edición como lo fue el cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertium donde la existencia de un nuevo planeta estuvo oculta por la pérdida de un tomo de una enciclopedia. O la importancia de la historia mínima, aquella historia personal que pasa mientras lo que conocemos por historia ocurre, como sucede en la historia de la infamia pero lo fundamental y a lo que queremos llegar es que Borges se aferra al parecer en una idealización, el encontrar la estructura de los hechos para después llenar con fantasía y personajes, por ello también nombra el comentarista L. Benítez que Borges “está atento a demostrar que cada creación literaria es un fruto de la misma obra humana[…] si importar la forma que esta adopte”.
Así con las líneas que encabezan el cuento mencionado, la cabeza se me llena de ideas, personajes y filosofías: Sócrates, Jesús, la tragedia de Edipo, la geometría euclidiana, el formalismo de Hilbert, la búsqueda del nombre de dios (recurrente tema en Borges); todas estas cosas que algún modo poseen un lineamiento. Una respuesta. Así cuando nombra “Faltan pormenores, rectificaciones, ajustes; hay zonas de la historia que no me fueron reveladas aún” me parece inevitable pensar en las palabras de Hilbert cuando explica que da lo mismo hablar de de puntos, líneas y planos o de mesas, sillas y jarras de cerveza. Con ello me arriesgo a decir que Borges creía en la búsqueda de una estructura, la búsqueda de la ecuación primordial razón por la cual suceden las cosas, donde la sustitución reinaría pues da lo mismo lo que nos cuente, lo importante es que llena de ficción un esquema que nos entretiene y que se ha mantenido por siglos, pues al parecer es cierto que “A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos”. Como dice en El Sur. Así en Artefactos, Borges se refiere a temas relacionado con la traición, todos siguiendo una idea general. Personajes que han sido caracterizados por traidores a través de la historia pero en realidad jugaban un papel trascendental para el movimiento social que podría llegar a producir. También lo cierto que es las similitudes entre personajes como Jesús, Sócrates, Edipo, Julio Cesar, Lincoln, Kennedy por supuesto su personaje Kilpatrick
Pero a pesar de todo esto (y más relaciones que podrían existir) siento aun la desalentadora idea de que he caído en una trampa, en la trampa de un excelente mentiroso, y he creído lo que el quiere que crea, siendo sus cuentos de tal nivel que parecen reales. Siendo su literatura una excelente mezcla entre ficción y realidad
wen texto Reimon wen texto, hemos discutido tanto respecto de Borges que esta de mas un comentario teórico al respecto, solo me queda decir que el texto esta weeeno, aun cuando haya cosas que discutir...
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