Me dispongo a escribir sobre la violencia, pretendo partir con los versos del Yeco, “paz en el mundo, violencia en los estadios” me detienen las siguientes palabras y miro por la ventana. Sobre el suelo a varios metros de altura una pluma blanca se deja caer, como el inicio y el final de Forest Gump. Cae balanceándose de un lado a otro hasta perderla de vista, pues no fui capaz de levantarme y destruir aquel acto investigando en qué lugar llegaría a detenerse. La idea de hablar sobre la violencia no se me ha quitado, pero si la idea de partir de los versos del Yeco, aunque no niego su aporte es sustancial. Yo no soy un Hombre violento, eso lo deje entre las salas de clases antes de terminar el primer ciclo básico, unos atisbos de aquella actitud quedaron los años posteriores, pero aquel interés se me fue perdiendo. No disfruté del Mortal Kombat, ni del Street fighter, quizás del Contra pero la mala resolución no incentivó en mi el interés por la sangre. Con el tiempo me sorprendí de grandes pacifistas y sus logros, pero no van al caso. La violencia en mi hogar fue mal vista. Fueron personajes ausentes de las navidades las metralletas con sonidos de alarmas, las pistolas a balines, hasta las figuras de los caballeros del zodiaco. No fui cercano a los estadios ni a las barras ni al fútbol. Los palmetazos en el poto no fueron algo que pudiera producir trauma, ni tampoco algo exagerado. Aquella infancia no fue una burbuja, por lo siguiente.
El personaje de Forest Gump en la película con el mismo nombre, es un soldado que participo en la guerra de Vietnam, fue un soldado heroico, rodeado de lo que significa ir a la guerra, pero además fue un orador en una manifestación sobre la paz. Ninguna de estas intenciones nacieron de él, sólo estuvo en el momento preciso sin quererlo. La violencia es una actitud humana, no hablo aquí de naturaleza humana (No quiero acercarme a pensar en estados naturales donde el hombre sin reglas es un ser violento y una amenaza para si mismo). Es una actitud humana en la mediada en que el hombre acepta y le es indiferente tal actitud. Con ello me refiero a que no hay un asombro por la violencia. Esto no ocurre a diario, portadas de diarios infinitamente nos hablan de acciones violentas, delincuencia, terrorismo, enemigos, etc. (Cierto es también que a raíz de ello se incentiva el patriotismo, el deseo de seguridad y libertad). Aquí recurro a los versos citados más arriba, la violencia en los estadios se exige en la medida en que se convierte en algo natural en algo cotidiano. No la justifico pero está. Quiénes la critican. Los que no van al estadio.
El antiguo circo romano dejaba ver las ganas del hombre por ver sangre, el coliseo albergaba a 50 mil espectadores. Hombres que no se horrorizaban con ver violencia. Era parte del trajín social. Estaban dispuestos a exigir que rodara una dos o más cabezas. Hoy desde otra perspectiva, desde otro paradigma nos produce cierto resquemor, tanto así para catalogar aquellos actos como salvajes. Así mismo los ejemplos se nos multiplican a lo largo de la historia.
En Chile, la violencia se reparte en pedazos iguales para quienes la ejecutan. Va desde la intolerancia (aquí hago referencia al articulo de Hilandobaba.blosgpot.com) pasando por la violencia verbal hasta el asesinato y la violación. La Quintrala de estos días es un blanco de comentarios sobre qué tan mala puede ser una persona. Ayer el Tila pasó por el mismo patíbulo. Hasta que después de su muerte pensamos un poco en nosotros y él pudo ser considerado víctima de una sociedad. Inmediatamente recordamos cuando antes de ayer, un llamado salvaje mató a sus hijas y a su esposa, pero para ser juzgado fue necesario educarlo e insertarlo en la sociedad, para que sintiendo culpa de sus actos, sus fusileros no sintieran culpa de firmar la ejecución o apretar el gatillo.
La violencia es una actividad humana. Hume sin hablar de ella se refirió a que lo bueno o lo malo no pertenecen a las propiedades de las cosas, así como el color, la extensión o el peso. Una cosa, un acto es bueno o malo de acuerdo a quienes ponen esos epítetos. La violencia en otras circunstancias no es siquiera algo preocupante. Sólo hasta que desde otro vértice la analicemos y por supuesto aquel vértice es donde radica el poder, en quienes toman la voz de los otros para decir “esta bien” o “esta mal”, los ejemplos son claros: la religión desde que nació cristo, quienes ejecutan acciones políticas, quienes crean un enemigo para hacernos más fraternos, los diarios y la televisión.
Queda entonces la consigna para los barreros y la consigna para las miss universo que figuró el Yeco completamente separadas no se si por una coma, por un espacio o por diferentes emisores o diferentes referencias. Lo cierto es que podemos exigir paz en el mundo y violencia en los estadios si comprendemos que lo horrible de la violencia esta en nuestra mira y no en el objeto.
Y para concluir recuerdo la pluma que quizás ya tocó el suelo. Imagen nada tiene que ver con esto salvo la idea de meter a Forest Gump
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