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metafísica de los sueños o la inconmensurabilidad de los mundos paralelos

Desperté a media noche con la nada golpeando las paredes de mi puerta, intentaba entrar por las rendijas donde sólo cabe la luz. No vi algo extraño, ni algo anormal, sólo la nada, blanca, o transparente a ratos negra. Inmensa y pequeña, atómica y universal. No pude mirar más allá de donde estaba pues encadenado a mis sueños sabía que todo era irreal. El querer despertar es una sensación inexpresable. Pero la imagino como lo siguiente. Dos mundos  paralelos se muestras como dos espejos el uno frente al otro. Sólo por ser humano, existe la intensa necesidad de elegir entre los dos mundos, siempre estamos cargados de la experiencia del mundo en que nos rodeamos, por lo que nos es imposible elegir sin mirar nuestros errores y felicidades. Pero en el caso de aquella decisión entre un mundo y otro, estamos desembarazados de donde venimos, estamos completamente amnésicos. Y debemos decidir incluso sin una moneda que nos sirva de respaldo, sin el azar. Aquella opción se vive cuando se sabe que se sueña, cuando se sabe que uno no esta donde debe, pero por instantes nos sentimos en un limbo. A media noche la nada atormentaba y asombraba, y por instantes la pensé, la vi, estaba dispuesto a vivir aquel momento. Estaba decidiendo entre dos realidades inconmensurables. Pero después olvidé todo. Y llegué a despertar para ver todo. 

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